¡Un lugar de leyenda!

Cuenta la leyenda que los acantilados del valle de Ariant se formaron a partir de las llamas del suntuoso palacio de la más bella sultana habida en todo el Mediterráneo: Gunara. Era una mujer de gran belleza, ¡pero también cruel! Omar, su criado jorobado, le declaró su amor, pero ella lo menospreció y él enloqueció. Lleno de odio, Omar planeó un crimen machista: prendió fuego al palacio durante una de las fiestas que organizaba la princesa. Todo ardió y las llamas se transformaron en piedras. Entretanto, Omar cortó la cabeza de Gunara y se lanzó al mar para quedarse en él eternamente. Todavía hoy el valle es conocido como el purgatorio de Ariant, en recuerdo de aquella tragedia. 

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