El poema recogido, de Josep Ponç y Gallarza, es una aproximación al olivo, tan representativa de esta región, como testimonio histórico del paso del tiempo.
Cuéntame, viejo aceituno
mientras me siento a reposar sobre la roca,
historias de tiempos pasados
que veo escritas en tu tronco acorchardo. Yo vengo a apoyarme
en tus retorcidas raíces, melancólico,
para que puedas devolverme
la esperanza de cuanto he perdido. Tu delicado ramaje
que bajo el cielo azul la brisa airea
es imagen de paz
y goce que la ciudad envidia. Tu rama verde y blanca
te viste cual cabellera de ángel;
y de tu quebrada rama
se llevó por el viento la astilla arrancada. Cuando eras joven y flexible
crecías en el margen de la loma,
y tu zarza la rozaba
la hoz del labrador hijo de Mahoma. El árabe y su prole
respiraban tus flores en el mes de mayo,
y en los meses del otoño recogían
tus frutos de aceituna esparcidos...
«L'olivera mallorquina» Poesies, 1882
Traducido por Carme Castells. Recitado por Catalina Solivellas.
(Sant Andreu del Palomar, Barcelonès 1823 – Palma, 1894). Poeta romántico. Estudió filosofía y derecho en Barcelona, donde ejerció algún tiempo de abogado para luego pasar a impartir clases universitarias de retórica y poética. En 1861 solicitó el traslado a Mallorca, como catedrático de historia y geografía del Instituto Balear. Fue fundador del Ateneo Balear, donde se reunían personas que compartían el deseo de mejorar la situación de las islas, tanto económicamente (especialmente con respecto a la agricultura) como culturalmente. También contribuyó en gran medida a la aparición de revistas como «Museo Balear» y «Revista Balear. Es considerado uno de los poetas románticos más importantes de nuestro país. Entre sus preocupaciones o intereses, presentes en su poesía, encontramos, las exposiciones universales o su postura contraria a las corridas de toros, que por aquel entonces debía resultar más que insólita. En su poema «Lo treball de Catalunya» expone los principios de regeneración y amor por el progreso desde un punto de vista conservador. De acuerdo con los principios horacianos presenta la agricultura del país como depositaria de las virtudes tradicionales del pueblo catalán. El poema recogido es una aproximación al olivo como testimonio histórico del paso del tiempo, que desemboca en el tiempo personal del poeta. Hay que remarcar que fue profesor de Costa y Llobera, quién en cierto modo, recogió su legado humanizando el paisaje como en «El pino de Formentor».
Caimari fue una alquería durante la dominación andalusí. Aunque hoy en día el camino a las montañas está lleno de bancales de oliveras, probablemente se trató de un cultivo muy reducido con una producción que requería durante mucho siglos la exportación de aceite. Probablemente se fue desarrollando a partir de la conquista catalana, hasta que en dado momento, entre los siglos XVII y XX, el aceite se convirtió uno de los principales productos de exportación de Mallorca.Tras algunos años de cierta desídia, el cultivo del olivo en Mallorca se está recuperando, y la gente ha vuelto a interesarse por el aceite mallorquín, de aroma y cata más que convincentes: sin duda, el aceite de Mallorca tiene cualidades para competir con el resto de aceites producidos en el Mediterráneo.
En el poema «L'olivera mallorquina», el poeta Pons i Gallarza rinde homenaje al árbol y le hace testigo del paso de los siglos, de los acontecimientos históricos de la isla, desde la dominación musulmana hasta su época, siguiendo los modelos románticos de exaltación al paisaje rural versus al urbano. El autor consigue un equilibrio entre la lírica (evocando el paso del tiempo y la fugacidad de la vida) y la épica (haciendo eco de una gesta medieval como la conquista de la isla). En el centro se encuentra el árbol, como símbolo inmutable, que anticipa el memorable poema de "El pi de Formentor" de Costa i Llobera, discípulo de Pons i Gallarza.
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