El poema «Cançó dels pelegrins de Lluc», de Miquel Costa i Llobera, se convirtió en una especie de himno del santuario.
Cançó dels pelegrins de Lluc
En los adentros de la montaña
Mallorca guarda un tesoro.
Hermanos, en santa compañía,
subamos a la Casa de Oro.
Vayamos con la bandera alzada
como un ejército de paz…
¡Virgen de Lluc coronada,
en Mallorca reinad!
María tiene santuarios
por todo este hermoso país:
mas entre montes solitarios,
como Reina tiene un castillo.
Solo tiene que ser adorada
en un palacio tan noble.
¡Virgen de Lluc coronada,
en Mallorca reinad!
(...)
Lluc es todavía para Mallorca
el santo rincón del hogar:
y en el hogar de su madre,
¿qué corazón no logra calentarse?
Nuestra súplica inflamada,
Madre, aquí la escucháis.
¡Virgen de Lluc coronada,
en Mallorca reinad!
«Cançó dels pelegrins a Lluc», 1883
Traducido por Joana Caimari.
(Pollença, 1854 – Palma, 1922). Poeta, prosista y traductor. Nacido en una familia de payeses ricos, que poseían, entre otras fincas, la península de Formentor, se pudo dedicar siempre al cultivo de las letras de forma intensa. En el año 1885 recogió su producción, Poesies, con influencia de los románticos franceses y españoles. En aquella época escribió su poema más conocido, «El pi de Formentor» (1875), todavía muestra de la reacción romántica frente al paisaje. Más adelante enriqueció su bagaje poético con la lectura atenta de Lamartine, Leopardi y Manzoni, de los cuales adquirió la preocupación por la forma artística. Su estancia en Roma, donde estudió teología y fue ordenado sacerdote, le permitió la esencia del mundo clásico, que impregna su obra. Es autor de De l’agre de la terra (1897), Tradicions i fantasies (1903), que incluye el poema narrativo «La deixa del geni grec», Horacianes (1906). Fue más valorado por los jóvenes novecentistas de principios del siglo XX que por sus contemporáneos, inmersos en el movimiento modernista. Junto con Joan Alcover, ejerció un maestrazgo duradero e intenso sobre los poetas mallorquines de su tiempo, tanto coetáneos como más jóvenes.
El santuario de Lluc es uno de los lugares de peregrinación más emblemáticos de la isla de Mallorca. A casi unos 400 metros de altitud y situado entre montañas se alza el monasterio, con la hospedería, el museo y la iglesia donde se venera a la Mare de Déu de Lluc. El peregrinaje a Lluc como centro espiritual lleva al visitante a contemplar el conjunto arquitectónico del santuario y su historia, que se remonta siglos atrás. También permite admirar y descubrir la Serra de Tramuntana y los bellos parajes que desde este punto ofrece.
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